viernes, 2 de noviembre de 2007

EL MISTERIO TRINITARIO EN LOS TERCEROS MUNDOS.
1. La Trinidad de los pobres.
La existencia de una Trinidad en clave de comunidad y unidad es en si misma un mensaje de liberación valido para aplicarlo a los terceros mundos. Es sobre ésta afirmación y apoyados en las primeras partes del libro "Trinidad, sociedad y la liberación" de Leonardo Boff que proseguimos con nuestra reflexión. Para nuestro continente la Trinidad en su máxima glorificación y expresión es esencialmente comunidad integrada, unidad en si misma como fuente de esperanza liberadora de las naciones oprimidas pues -como dice Boff “la santísima trinidad se presenta como el modelo de toda convivencia social igualitaria, respetuosa a las diferencias y justa”[1].
Desde el tercer mundo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se plantean desde la igualdad y la comunión a la hora de “mostrarse” en la historia del pueblo latinoamericano. En otras palabras, el misterio de la Trinidad quiere ser revelado no solo en terminología doctrinal o dogmática, si no en experiencia de vida. Por eso es válido resaltar las funciones particulares de las personas de la Trinidad, el Padre como creador, el Hijo el que libera y el espíritu como el amor unitario. valido que singifica que reconozcamos que en estas funciones de la trinidad está intrínseco la puesta en práctica y la construcción de sociedades alternativas. No cuesta mucho trabajo reconocer en nuestro continente las palabras de Boff cuando nos dice: “los pocos ricos van siendo cada vez más ricos a costa de los pobres, cada vez más pobres”[2]. Es en estas circunstancias de adversidad donde resplandece el Misterio de la Trinidad que se da, que no se queda en comprensiones abstractas sino que se devela y acontece en la historia para que ésta sea transformada. Es aquí donde se puede hablar de una Trinidad comunitaria que sale al encuentro de los mundos oprimidos. A hora bien, esto es una liberación integral, ya que el comulgar con la Trinidad requiere no solo la aceptación de ésta como creencia fundamental de nuestra fe, sino que exige que nuestras realidades sociales en sus estructuras transparenten la Trinidad. Para ello es necesario partir de criterios de verdadera humanización, de perdón y en gran medida de vivencia comunitaria. Claro está, esto es un gran reto social que no parte de nuestras simples buenas intenciones si no del ejemplo que nos brinda la concepción de la Trinidad como comunidad que desata nuestras esclavitudes. Si, es la Trinidasd de la comunión, y no la trinidad en la que cada miembro cumple su función cabalmente, cada uno desligado del otro, puesto que si tal comprensión fuera así, caeríamos en el error de ver a un Padre autoritario, a un Hijo autosuficiente, y a un Espiritu Santo que está a lado del anarquísmo. Compresnión que favorecería fácilmente las circunstancias reales que han hecho padecer significativamente a América latina. Por supuesto, que esto no es la trinidad porque ella en su interioridad y misterio ha optado por la constitución comunitaria. En fin, “La comunidad es la primera y última palabra del misterio trinitario. Traduciendo socialmente esta verdad de repodemos decir, como ya hemos dicho, la trinidad es nuestro verdadero programa social”.[3] Mirando esta opción por la trinidad como comunidad, se puede confrontar las divisiones de clases sociales, las pugnas políticas que solo buscan el poder, la economía que avasalla y las religiones que dividen. El asunto es claro desde esta perspectiva, no podemos concebir desde nuestra realidad ya dividida una trinidad que patrocine el egoísmo . A esto no le apuesta la Trinidad sino al inefable misterio comunitario que se da en su interior y que se muestra como esperanza de liberación.
2. La Iglesia seguidora de Jesus es mediadora del misterio trinitario.
A hora bien, el misterio comunitario de las tres divinas personas no es algo etereo. Esto depende de nuestros modelos de Iglesia que es en últimas la que transparenta, por medio de sus miembros, la acción del Padre, del Hijo y del Espíritu. Evidentemente, si la Iglesia muestra la trinidad comunitariamente los signos serán de liberación, de igualdad y de justicia social. En esta medida la Santísima Trinidad constituye para la iglesia el motor que muestra a Dios no dividido sino en unidad. Así pues, el objetivo desde el misterio de la Trinidad es construir una iglesia símbolo de liberación, luchadora incansable por la unidad del pueblo Latinoaméricano que toma como ejemplo la comunión perfecta de la Trinidad y la hace praxis en nuestro mundo. Por último, es preciso determinar que la trinidad tiene una especificidad al revelarse, ya hemos dicho que esa revelación acontece en comunidad y en clave de liberación, no obstante, se ha dado gracias a una persona determinada, con una historia concreta, me estoy refiriendo a Jesús, el hombre que mostró al Padre y que recibió el Espíritu. En Jesucristo la trinidad no desconoce ni la comunidad, ni mucho menos la acción liberadora de la misma. Es evidente, en Jesús, la construcción de una comunidad que comparte, que construye nuevos sistemas sociales y es mucho más visible en Él su preocupación por el oprimido, por aquel que esta marginado, que sufre la esclavitud de la enfermedad, de la pobreza y de la marginación social. La trinidad, si bien se la ha comprendidio desde una formulación intelectual de funciones, que se quedan en el interior de tres personas divinas, es la comunicación del Padre, del hijo y del Espíritu santo para que el ser humano viva en construcción de unidad comunitaria y en camino de justicia y equidad social.
Francisco Javier Benavides B
[1] Boff, Leonardo. La trinidad, la sociedad y la liberación. Colección Cristianismo y sociedad. España 1986. Pp 19 [2] Boff, Leonardo. La trinidad, la sociedad y la liberación. Colección Cristianismo y sociedad. España 1986. Pp 20 [3] Boff, Leonardo. La trinidad, la sociedad y la liberación. Colección Cristianismo y sociedad. España 1986. Pp २५.

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